El mundo de hoy demanda la formación de personas con la capacidad de
desenvolverse de manera fluida y armónica en distintos contextos, con
capacidad de tomar decisiones, de trabajar con otros, de comunicar sus
ideas, de gestionar su actuar en vista de metas personales, laborales y
sociales, entre otras. La Espiritualidad Ignaciana, aporta grandes
herramientas que ayudan a la educación a fortalecer el crecimiento
integral del ser humano. La Congregación Mariana, en la búsqueda de
fortalecer y potencializar las dimensiones del ser humano, bajo la
Espiritualidad Ignaciana, asume este instrumento de discernimiento para
ofrecer “mejor y más” adecuada ayuda al objetivo de la misión educativa
que pretende mejorar la calidad de vida de sus estudiantes. El módulo de
Ética y Desarrollo Humano es transversal en la propuesta educativa de
la Congregación Mariana, es decir, se desarrollará en un proceso
continuo desde que el estudiante ingrese a la institución, hasta que se
gradué.